Cada 25 de noviembre volvemos al origen: la memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 por desafiar una dictadura que temía la libertad. Su sacrificio es el mandato de acción que nos exige no conformarnos: no hay libertad mientras persista la violencia.
Los datos de 2025 en España son la prueba de que la violencia sigue presente y el sistema de protección a las víctimas es vulnerable e ineficaz:
• 38 mujeres asesinadas en lo que va de año en España a manos de sus parejas o exparejas. El 76,5% de las víctimas mortales nunca denunció. ¿De qué sirve el aparato de protección si la víctima prefiere el silencio a la ayuda del Estado?
• 3 menores asesinados este año. 65 desde 2013.
• 1.333 mujeres asesinadas en España desde que se empezó a recabar datos, en el 2003.
• 4.899 niños y niñas huérfanos por violencia de género.
La violencia se muda a la red
La campaña de ONU Mujeres, “ÚNETE para poner fin a la violencia digital contra las mujeres y las niñas”, nos alerta este año sobre un fenómeno imparable: la digitalización de la violencia. El espacio virtual se ha convertido en un terreno fértil para el acoso, la humillación y la amenaza. Las redes sociales, lejos de ser solo canales de comunicación, amplifican la violencia y la multiplican. El anonimato y la viralidad convierten cada ataque en una agresión masiva.
Y lo más preocupante: crecen las conductas machistas y el negacionismo entre jóvenes, amplificado por redes sociales. La generación que debería liderar la igualdad, una parte de nuestra juventud, está negando la existencia misma de la violencia de género. ¿Qué espejo educativo les hemos puesto delante para que, en pleno siglo XXI, desaprendan el camino hacia la igualdad? ¿Cómo revertir esta tendencia cuando las redes son el altavoz más potente del negacionismo?
Este retroceso cultural no solo pone en riesgo a las mujeres del mañana, sino que demuestra que la educación en valores y el esfuerzo de sensibilización son hoy más urgentes que nunca, especialmente frente a la amplificación de la misoginia en los espacios digitales.
La violencia no se queda en casa
Esta violencia, en todas sus formas (incluida la digital), también se filtra en los centros de trabajo. El ámbito laboral no es ajeno: acoso, humillación, despido tácito, techos invisibles. La economía que tolera el acoso pierde talento y dignidad. Los sindicatos no podemos limitarnos a la denuncia: debemos articular protección, reinserción y justicia laboral.
La defensa de la vida y la dignidad es, por tanto, una cuestión de derechos humanos y una obligación sindical que comienza en la prevención.
Mirar fuera para avanzar dentro
La violencia se reinventa, pero también puede detenerse. Hay países que demuestran que la violencia puede reducirse con políticas firmes.
Islandia ha logrado las tasas más bajas de violencia de pareja en Europa gracias a una estrategia nacional que combina educación, igualdad salarial, formación policial y redes de apoyo comunitario. Los países que mejor combinan prevención y respuesta, como Islandia, comparten rasgos claros: leyes claras que educan y protegen; financiación estable para recursos y ayudas; coordinación real entre policía, servicios sociales y empleo para garantizar la reinserción.
Compromiso de CCP: demandas claras-medidas concretas
Desde Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP) exigimos a empresas y administraciones, y nos exigimos como sindicato, acciones que vayan más allá de las pancartas y gestos simbólicos:
• Protocolos eficaces y formación obligatoria en todos los centros de trabajo.
• Canales confidenciales y abordaje de violencia digital.
• Protección real y medidas de inserción laboral para las mujeres superviviente.
• Cláusulas de igualdad y prevención en todos los convenios colectivos.
• Recursos públicos estables: sin educación y sin inversión, no hay protección ni concienciación.
Los sindicatos no solo negociamos salarios: defendemos la vida, la dignidad y el derecho a trabajar en espacios libres de violencia.
Este 25N, nuestro mensaje trasciende lo institucional: apelamos a la conciencia individual.
¿Permitiremos que el silencio, el miedo y la negación se conviertan en el legado de la próxima generación? ¿Dejaremos que la violencia digital se convierta en la nueva normalidad?
Solo a través de la acción conjunta —instituciones, sindicatos, trabajadoras y trabajadores— conseguiremos que la eliminación de la violencia de género no sea un futuro lejano, sino un presente urgente.
Como nos recordaba Jane Goodall, "¡Piensa cada día en las consecuencias de tus acciones…/…! Estos detalles tienen un gran significado". Hoy, ese significado es vida.
Actuemos. Porque el silencio mata y la acción salva vidas.
Mª José Fraile, vicepresidenta y Secretaria de Igualdad y Conciliación de CCP